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Los abonados a Netflix identifican los productos que se les ofrece como perfectos, en su mayor parte. Se trata de series y películas que encajan con los gustos e ideales de sus clientes, algo que gracias a la utilización de Big Data, han podido aprovechar.
Netflix es una de las empresas que mejor ejemplifica cómo debe aprovecharse esta masiva información en todos los sentidos. En lo relativo al marketing, estos datos le han llegado a permitir identificar cómo deben ser los carteles promocionales de sus series, en función de la temporada que se va a emitir.
En todo caso, el sistema les ha venido perfectamente para abarcar todo el proceso, desde la producción de un contenido audiovisual hasta su final promoción tanto a nivel digital como físico, en vallas publicitarias que no han pasado precisamente desapercibidas.
El ejemplo más reciente ha sido el de una valla publicitaria en relación a la serie Narcos, que motivó incluso la respuesta de la policía nacional con su propio slogan en tono de parodia. La razón la encontramos, una vez más, en el Big Data.
Netflix acumula en 2016 hasta 93,8 millones de suscriptores en todo el mundo. Es una cifra considerable para un servicio de contenido audiovisual en streaming, pero prácticamente inocuo frente a los 7.000 millones de personas en todo el mundo. Esto implica que no todos entiendan el humor, los guiños o los mensajes (subliminales o no) de Netflix a sus suscriptores. Pero el que es cliente potencial, sí lo capta y, además, le motiva más que cualquier otra publicidad generalista a adquirir ese bien, producto o servicio.
En 2016, las cifras de negocio dan la razón a Netflix. Ha conseguido un beneficio de 187 millones de dólares, tras unos ingresos de 8.830 millones. En cifras porcentuales, esto es una mejora del beneficio del 52% y un incremento del volumen de negocio en un 30%. Éxito total.
De hecho, la analítica de la contabilidad también les es útil a los responsables de la empresa. Cuando se estrenan series nuevas o temporadas de series de éxito, el número de suscriptores se dispara. Parece que la relación está completamente clara.
Se debe seguir invirtiendo en series propias, sin embargo, el marketing también tiene su palabra. Gracias a la calidad de las series y a las acciones promocionales, las segundas y terceras temporadas son las que más nuevas suscripciones suscitan, tanto para nuevos clientes como para aquellos que regresan, cuando ven el anuncio de que una serie que les gustaba vuelve a emitirse.
