El marketing visual de Netflix

En diciembre llega a España HBO. Es el rival directo más agresivo al que Netflix se ha enfrentado nunca desde su llegada a nuestro país, por lo que los estrategas de marketing van a tener que trabajar duro para conseguir nuevos suscriptores.

Pero mientras la campaña de septiembre promete ser realmente intensa de cara a unas Navidades muy reñidas, la compañía propietaria de series como House of Cards, Daredevil y Orange is the New Black ya ha iniciado una estrategia de marketing interna, es decir, dirigida a los usuarios que ya son suscriptores, con un objetivo muy claro, impedir que dejen de serlo.

En toda empresa de consumo, el mantenimiento de un cliente es tanto objetivo como herramienta. Es decir, que lo que se busca es que siga consumiendo el servicio o producto que se ofrece, algo que se consigue, paradójicamente, fomentando dicho consumo.

En el caso de Netflix esto se deriva al visionado de películas y series. Para mantener al espectador, antes hay que seducirle con la oferta existente. Este proceso se realiza en su escaparate, una pantalla personalizada por los gustos de cada usuario, donde se muestran carteles promocionales de cada producción audiovisual que tiene disponible. Es aquí donde entra en juego el marketing visual de Netflix.

Lejos de limitarse a crear siempre el mismo cartel, por ejemplo, de una serie, cambiando el número de la temporada, la estrategia de marketing detrás de estas composiciones visuales es sumamente compleja. Esta imagen aparentemente sin importancia es la única puerta de entrada al visionado de la serie, lo que supone que si atrae al consumidor, éste seguirá utilizando los servicios de Netflix y, si considera que no los aprovecha, terminará cancelando la suscripción. En otras palabras, de estas imágenes depende el futuro de los clientes actuales de la empresa.

Los analistas lo que han hecho ha sido estudiar estas composiciones y el comportamiento con los usuarios, sacar conclusiones y aplicarlas para constatar el mejor rendimiento de las mismas. Entre otras decisiones, estas son algunas de las más destacables.

En primer lugar, cuantos menos personajes mejor, dado que la imagen en pantalla es tan pequeña que la saturación de protagonistas impide transmitir ningún mensaje claro. Además este mensaje debe ser directo, nada de sentimientos complejos, por eso se suele optar por sacar al protagonista principal en alguna acción claramente vinculada a su personalidad.

Excepto en películas de acción y animación, donde los villanos llaman más la atención, sobre todo a los más pequeños. Del mismo modo, se intenta relacionar la imagen con el espectador, por ejemplo si éste es de una cultura concreta y algún personaje de la serie coincide con él.

Las medidas adoptadas son múltiples. Si el lector es usuario de Netflix, que pare detenidamente a observar dichos carteles y notará una tendencia visual similar. Es el marketing para suscriptores de la empresa. Y es realmente funcional.

Imagen: Kaspars Grinvalds / Shutterstock.com